Tres de estas actividades principales incluyen, en los años séptimo y octavo, el trabajo en una escuela vecina del Delta; y en el caso de los alumnos mayores, años 9º a 12avo, el viaje y la asistencia poniendo el acento en trabajar con el otro compartiendo realidades diferentes uniendo diversidades en las poblaciones aisladas de las provincias de Entre Ríos y Tucumán. Los alumnos distribuyen medicamentos, vestimenta y elementos de aseo, trabajan en las escuelas y hogares del lugar, organizan fogones musicales y talleres y también aprenden diversas habilidades enseñadas por los lugareños.
Estas experiencias ponen los cimientos del compromiso solidario con el prójimo que acompaña a los alumnos de San Andrés durante el resto de sus vidas.
Por favor continúe leyendo sobre la visión de los Servicios a la Comunidad escrita por nuestros docentes.
¿Qué entendemos hoy por el Servicio Comunitario en nuestra escuela? ¿Dónde estamos ubicados dentro del contexto de nuestra realidad social? ¿Estamos trabajando bien, explotando todo nuestro potencial humano, o sólo una pequeña porción de nuestro talento está implicado? ¿Ha habido cambios en este último tiempo?
Quizá algunas de estas preguntas afloren en sus mentes. El Servicio Comunitario tiene una nota distintiva, sustancial, que es el hecho de tener carácter voluntario. Lamentablemente, estamos acostumbrados en nuestro medio a que el orden de lo cuantitativo eclipse el ámbito de lo cualitativo; la cantidad toma el lugar de la calidad. Afortunadamente éste no es el caso, dado que tenemos que afirmar que, en esta ocasión, no existe tal antinomia: el número y la pasión de nuestros alumnos ha crecido de forma evidente.
El espíritu de C.S. responde activamente a nuestra problemática circundante. Lejos de generar meras respuestas de índole asistencialista, los programas responden a un proyecto superador de esta última tendencia. Los tres proyectos (Delta, Entre Ríos y Tucumán) conforman tres escalones ascendentes a un mirador que apunta a un horizonte por muchos olvidado. Estos tres viajes, que vienen desarrollándose con éxito y pasión desde hace años, se han visto y se verán en un futuro próximo, complementados por un programa de salidas periódicas a Hogares de Ancianos y de Niños.
La conformación de estos grupos se vio enriquecida por la unión de alumnos que van desde año 7° a 12°. Esas diferencias de edades se ven rápidamente diluidas por una misma emoción.
¿Estamos aplicando todo nuestro potencial o somos concientes de que aún tenemos mucha energía en desuso? Simplemente estamos caminando y sabemos que nuestro potencial, que nuestro tesoro, son nuestros voluntarios. Permanentemente estamos intentando generar cambios. Sembrar utopías y crear puentes para transformarlas en realidades es nuestra bandera. La sonrisa de un niño o un anciano, el apretón de manos y abrazo de un compatriota olvidado son nuestro desafío.